Yo a Premià y tú a Barça: el camino hasta Superlliga 2 de las hermanas Matamoros

Todos los padres suelen sentirse orgullosos cuando sus hijos compiten a cualquier deporte de alto nivel, ya sea a fútbol, baloncesto o, en este caso, voleibol. Pero, ¿qué pasa cuando dos hermanas se enfrentan entre sí? ¿A quién se anima? “No creemos que nuestros familiares quieran que gane una u otra; con solo que las dos jugamos bien, así como divertirnos sobre el parqué”, aseguran las protagonistas de este reportaje.

Natalia y Carol Matamoros son dos hermanas que se llevan prácticamente dos años entre sí, y que juegan en el Barça CVB y en el MCR Premià de Dalt de Superlliga Femenina 2. Ambas han pasado por el programa de tecnificación GET Blume, si bien una de ellas ha pasado cuatro temporadas allí potenciando sus habilidades como jugadora. “Ha sido la mejor etapa de mi corta carrera, sin ningún tipo de duda”, apunta Natalia Matamoros, refiriéndose al vínculo creado con las compañeras, quienes se han convertido en sus mayores amistades; las horas de entrenamientos y la ambición para lograr el más alto nivel posible. “Gran parte de lo que somos hoy como jugadoras se lo debemos a Miguel, que fue capaz de sacar lo mejor de nosotras”, manifiesta Carol.

Naturales de Salou, ambas se iniciaron en el voleibol de muy pequeñas después de probar diferentes deportes. “Nuestro padre había jugado siempre, y nos transmitió esta ilusión en un abrir y cerrar de ojos”, comentan. “Aprovechábamos cada rato y cada emplazamiento posible para jugar a voleibol, ya fuera en la playa, en el jardín o cuando íbamos de excursión”, recuerdan con añoranza.

Prácticamente calcadas fuera de la pista, las hermanas Matamoros se consideran personas sensibles, amables y graciosas. Una vez se abrochan los zapatos, las personalidades cambian. Natalia tiene un carácter ambicioso y siempre quiere llegar lo más alto posible en todo lo que se propone. En cambio, Carol es una persona muy temperamental, de aquellas que siempre juega con el corazón y que, según la cara que hace, sabes si tiene un buen partido o no.

Compartiendo posición dentro de la pista, la de receptora, ambas hermanas prefieren, de momento, no jugar juntas. “Es una posibilidad que hemos tenido, pero que hemos rechazado porque, al fin y al cabo, cada una lucharía para ser titular, cosa que implicaría que la otra estuviese en el banquillo”, hacen saber Natalia y Carol. “El único imput positivo de jugar juntas sería que nuestros familiares no tendrían el corazón dividido e irían a animarnos en la misma dirección”, comentan entre risas.

De cara a un futuro, las dos tienen claro jefe donde ir: “queremos llegar a la Liga Iberdrola y tener un papel destacado en nuestros respectivos equipos; no ser suplentes y jugar a ratos, sino ser capaces de ponernos el equipo a las espaldas momentos de dificultad”, concretan. “Es cierto que somos muy jóvenes, que hace nada que teníamos 20 años, pero nos gustaría jugar, si el físico nos lo permite, hasta los 35 años”, concluyen.

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