Roger Monzó, una joven promesa que sueña con los Juegos Olímpicos

Dicen que, habitualmente, en deportes como el voleibol o el baloncesto, contar con gente alta ayuda a obtener un mejor resultado. Se el caso de Roger Monzó, un joven jugador cadete de primer año que, todo y su corta edad, 14 años, cuenta con más de 195 centímetros de altura, los cuales combina con una gran técnica que continúa puliendo en el Centro de Tecnificación de Esplugues de Llobregat (GET Blume).

Procedente de Altafulla (Tarragona), Monzó empezó a jugar a voleibol en la edad de 9 años, motivado por un cambio de deporte, fuera del fútbol o el baloncesto. Desde entonces, se observó que este joven altafullenc tenía algo especial, que iba ligado a su capacidad física y al rápido aprendizaje. Después de defender los colores del CEVOL Torredembarra y formar parte de las Selecciones Catalanas en los Campeonatos de España de Selecciones Territoriales, donde ha salido campeón durante dos años consecutivos (2023 y 2024), Monzó ha recibido el llamamiento de la Federación Catalana de Voleibol para unirse al programa de tecnificación de la GET Blume.

Debido a su talento, Roger Monzó también ha recibido el llamamiento de los técnicos de tecnificación de la RFEVB, concretamente los del Programa 2025, un método en el que grandes deportistas de todo España con una corta edad son captados y formatos con el objetivo de lograr el alto rendimiento durante su periodo de crecimiento. Este fenómeno culminará con la participación del combinado estatal en el clasificatorio para el Campeonato de Europa de voleibol, que tendrá lugar el enero de 2025.

No solo destaca a la pista como opuesto, sino que también lo hace en otras localizaciones como la arena de las playas. Monzó ha defendido, este 2024, los colores de Cataluña en el Campeonato de España de Selecciones Autonómicas de Vóley-playa disputado en Lorca (Murcia), en categoría infantil. Haciendo pareja con Cristian Sánchez y dirigidos por Conrad Rovira, los jóvenes jugadores hicieron un torneo para enmarcar, ganando todos los duelos a excepción de dos, uno a la fase de grupos donde no se jugaban nada y el de la gran final, donde se vieron superados por el combinado de Andalucía.

La precocidad de Roger no es fruto de las casualidades. Desde que juega a voleibol, el joven jugador catalán entrena muchos días en la semana, tanto a nivel físico como técnico, para perfeccionar un juego que todavía está en desarrollo. “La verdad que ser a la Blume me ha cambiado la vida; tengo que rendir con los estudios para labrarme un buen futuro y, cuando no estoy en el aula, estoy entrenando, contando con poco tiempo libre para mí, pero se un sacrificio que sé que a la larga me abrirá muchas puertas” explica nuestro protagonista.

Cómo suele pasar con deportistas de alto rendimiento, el deporte practicado pasa de ser un hobby a convertirse en una responsabilidad. “Yo solo iba a entrenar para divertirme con los compañeros. Un día, pero, me hablaron sobre las selecciones catalanas y todo el que suponía formar parte, y me fijé como objetivo ser partícipe”. Hace un par de años que Roger forma parte, habiendo conseguido dos oros, una plata y un cuarto lugar en cuatro campeonatos, entre pista y playa.

A pesar de la cortísima trayectoria deportiva del joven jugador catalán, un deseo o sueño destaca por encima del resto de objetivos de un atleta que se prepara por todo el que está para venir: jugar unos Juegos Olímpicos.

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