Monica Vázquez (CV Aguere): ‘Mamá, cuando sea mayor quiero ser una jugadora de voleibol’

Un sueño de niñez que acaba haciéndose realidad. Esta es la historia de Mònica Vázquez, una joven jugadora de voleibol que, desde que pasó por el pabellón municipal de Sant Cugat cuando era muy pequeña, vio a las jugadoras en acción y se enamoró de nuestro deporte, le hizo una promesa a su madre: ‘Mama, yo cuando sea mayor quiero ser como una chica de estas, quiero jugar al voleibol’. Ahora, con prácticamente 28 años, la catalana emprende un viaje hacia las Islas Canarias para conocerse a sí misma mientras disfruta del voleibol defendiendo los colores del CV Aguere.

Su carrera como jugadora de voleibol empezó bien pronto, con tan solo 8 años, cuando se enfundó la camiseta del CV Sant Cugat, equipo donde compartió vestuario con algunas amigas de la escuela. Después de cinco años desarrollando sus aptitudes como central, en 2009 recibió la llamada de la Federación Catalana de Voleibol para entrar en el programa de la GET Blume, donde coincidió con la generación de jugadoras como María Segura, Camila Maldonado o Patricia Llabrés, entre otras. ‘Cuando entré a la academia vieron que debía de jugar de colocadora; yo no estaba muy segura, pero vieron potencial en mí y parece ser que acertaron’, recuerda con nostalgia Vázquez.

Después de pasar hasta cuatro temporadas en la Blume, la jugadora del CV Sant Cugat llegó al primer equipo tras escalar en las diferentes categorías inferiores del club. ‘Gané Superligas juniors, me dieron el premio a la mejor colocadora y no perdimos ningún partido; era todo un sueño para mí’, señala la joven jugadora.

La temporada 2013-2014, con prácticamente 20 años, Mònica Vázquez decidió hacer un cambio en su vida y fichó por el Rote Raben Vilsbiburg alemán. ‘Fue duro, puesto que llegas a un lugar nuevo, sin conocer a nadie, con una cultura diferente y después las cosas no salen como esperas’. Tras finalizar la primera temporada, ambas partes decidieron romper su unión, y la joven jugadora decidió aparcar el voleibol para centrarse en los estudios mientras trabajaba lejos de casa, concretamente en Londres.

Una vez terminada la pandemia del Covid-19, Mònica Vázquez hizo las maletas para volver a casa, en Sant Cugat del Vallès. A partir de aquel momento, volvió a coger una pelota de voleibol para ir ganando sensaciones y no desfallecer de su sueño, aquel que le había prometido a su madre años atrás. Habiendo pasado de forma puntual por clubes como el CV Vall d’Hebrón o el SD Espanyol, este inicio de temporada le ha llegado la oportunidad que tanto esperaba, la llamada del CV Aguere.

‘Ramón Vargas, gerente del club, vino a buscarme al aeropuerto junto con Mika de la Blume, que fue mi nexo con el club; se preocuparon por que no me faltara de nada: tenía a mi disposición fisioterapeutas, nutricionistas, todo el staff técnico… todavía sigo en una burbuja’, detalla agradecida la jugadora.

Mònica Vázquez reconoce que ser un deportista profesional tiene sus idiosincrasias, pero que, para poderle sacar buen partido, una persona tiene que saber organizarse. ‘Tienes que ser muy disciplinado, cuidar tu alimentación, hacer buenos estiramientos y estructurarte correctamente los horarios’, destaca.

‘Con la experiencia que he acumulado durante tantos años de juego, puedo aportar una buena distribución de juego y que las atacantes, que son muy fuertes, puedan acabar los puntos y destacar por sus remates’ explica Vázquez en relación al que puede aportar con su estilo dentro de su nuevo equipo. ‘Tenemos presente en cada entrenamiento que nuestro objetivo es llegar a las fases de ascenso; es el que más nos motiva desde un principio’, asegura.

Vázquez tiene la creencia de que, los valores que se aprenden con el voleibol, como el compañerismo, el sacrificio y el espíritu de equipo, no se encuentran en cualquier otro deporte. ‘No es casual todo el que rodea el voleibol, y es por eso que la mística que rodea nuestro juego es única, diría que, incluso, inigualable’, concluye.

Facebook
Twitter
LinkedIn
Scroll al inicio